El bajo precio de la ropa durante los últimos años nos ha permitido comprar cada vez más. El nuevo trend, esa polera que le viste a tu influencer favorita o a tu compañera de trabajo es muy fácil de conseguir en tu tienda de ropa preferida y muchas veces con tan solo un clic.
¿Todo parece perfecto, no? Pero, ¿Te has notado que te cuesta ponerte más de diez veces esa misma polera? Ya sea porque perdió su calidad o crees que pasó de moda. Esto es lo que se conoce como fast fashion.
El fast fashion es un fenómeno actual que consiste en la producción de prendas con una baja expectativa de vida con el fin de aumentar las necesidades de consumo de las personas y así obtener los mejores resultados en ventas. Sin embargo, la continua aparición de prendas textiles accesibles para todos es el resultado de una constante reducción de los costos de producción que tienen un gran impacto ambiental.
La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, ¡después del petróleo! y a medida que crece el mercado y cómo desde casa aportamos a este crecimiento también aumentan los daños hacia el medio ambiente. Si te preguntas cómo, la respuesta es sencilla: la mayoría de las fábricas textiles en países orientales, de donde viene casi toda nuestra ropa, no cumplen ningún tipo de normativas medioambientales para reducir su efecto en el ecosistema, además, la industria de la moda es una gran consumidora de agua. Para que te hagas una idea: por cada tonelada de tejidos que se fabrican se necesitan al menos doscientas toneladas de agua dulce.
Chile es el segundo país en latinoamérica con mayor consumo de textiles. Entonces, ¿qué puedes hacer para ayudar a reducir este impacto ambiental?
Compra menos:
Incluso las prendas más ecológicas usan una gran cantidad de recursos para su producción. Una de las claves principales de este problema es que compramos hasta diez veces la cantidad de ropa que necesitamos realmente. No solo porque esté en promoción debe pertenecer a tu armario.
Busca marcas sostenibles:
Ahora más que nunca hay una gran cantidad de opciones de marcas sostenibles. Es probable que pagues un poco más, pero su costo a largo plazo será mucho menor.
Busca ropa de buena calidad:
La ropa barata suele tener una calidad cuestionable, lo que la hace terminar en la basura mucho más rápido. Beneficia tu bolsillo y el medio ambiente comprando en sitios con calidad comprobada.
¡No tires lo que ya no usas!
Hay muchas opciones que puedes tomar en cuenta primero antes de tirarla a la basura, puedes arreglarla o incluso rediseñarla, donarla a alguna organización benéfica o reciclar dándole otro uso (hay muchos videitos cool de DIY que puedes aplicar para esto). También hay algunas tiendas que recogen la ropa usada de su propia marca.
Apoya tiendas de segunda mano:
Cada vez más aparecen tiendas de segunda mano, muchas de ellas incluso con sistema online que cuentan con una cantidad increíble de ropa desde marcas comunes hasta de lujo y se adaptan a todo tipo de público. Una de las más reconocidas es Nostalgic con varias tiendas en toda la Región Metropolitana y despacho a domicilio.
Ten cuidado cuando laves:
Lavar tu ropa también tiene un gran impacto medioambiental, usar agua fría, lavar cargas completas (no con pocas piezas) y reutilizar tu ropa más de una vez antes de tirarla al cesto, son algunas de las opciones que existen para reducir este impacto.
Ahora que ya sabes todo lo que ocasiona esa polera linda que ocupaste solo una vez, te invitamos a pensar dos veces antes de comprar ropa que desecharás pronto y que poco a poco cambies tus hábitos a la hora de renovar tu closet.